jueves, 21 de mayo de 2009

Dicen que la juventud es tu edad predilecta, y dicen que la primavera es el tiempo en que sueles aparecer, Amor. Yo no puedo creerlo. Tú, que marcas el rumbo de las constelaciones,y diriges hasta los más pequeños ritmos de la tierra; tú, que conduces a los perros por los delicados caminos del olfato, y engarzas a las mariposas con larguísimos hilos invisibles; tú, que embelleces a cualquier criatura para seducir a otra, y organizas imprevistos y suntuosos cortejos nupciales, no puedes restringirte a una edad ni a una hora… No es que seas el aliado del día o de la noche, de la luz, de la lluvia, de la carne y del alma de la carne: es que eres todo eso. La vida tiende a ti; levanta su oleaje atraído por ti, igual que las mareas por la luna, y tú cubicas sus caudales, aforas sus corrientes,mides sus resplandores, distribuyes sus verdes avenidas. Tú eres la fuerza de la fuerza;por ti reinan los reyes, y besan los cautivos sus cadenas. Tú eres la mano que sostiene al mundo,y eres el mundo y sus ciegos sentidos. Tú dispones los granos de incienso dela felicidad y las charcas salobres de la pena. Sólo queda fuera de tu jurisdicción el tiempo inmóvil y vacío de la melancolía. Por eso yo no creo que tengas edades y estaciones:una mirada, un libro, un río, una canción, una manera de entrelazar los dedos…Tú, el águila bicéfala.


El dueño de la herida,Antonio Gala

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